El respeto por el medio ambiente, el compromiso social, la responsabilidad, la apuesta por la igualdad, en definitiva, los principios éticos que rigen la actividad empresarial, son cada vez más tenidos en cuenta por los consumidores y consumidoras, que exigen una dimensión moral también en el plano empresarial, que vaya más allá de la simple satisfacción del cliente o clienta, con la venta de los mejores productos o servicios. Y claro que la calidad, el precio o la disponibilidad se siguen mirando antes de comprar algo, pero en la actualidad, la ética empresarial es un valor en alza que marca la diferencia entre unas empresas y otras.