La repetición de unos hábitos adquiridos durante los primeros años de vida puede dar lugar a alguna alteración en el desarrollo normal de algunos aspectos de los niños o incluso a malformaciones. Uno de estos hábitos, es concretamente el de la succión y puede llegar a ocasionar una maloclusión dental, que por lo general es detectada en la primera revisión dental del niño, cuando alrededor de los tres años acuda a ese primer control. En caso de acudir a una clínica dental que tenga el distintivo de dentistas COE, debemos tener presente que esa clínica está asociada al círculo de odontólogos y estomatólogos, formado solamente por profesionales colegiados, que desean ser tu dentista de referencia para ti y para toda tu familia, por lo que todas las clínicas que conforman esta asociación son propiedad de profesionales, que se han unido para ofrecer una gran calidad en el diagnóstico, el tratamiento y en el servicio, marcando unos estándares de seriedad, calidad y referencia.
Para conseguir este elevado nivel de calidad, los odontólogos y estomatólogos integrados en el círculo COE combinan la capacidad asistencial con la constante formación y capacitación para ofrecer a sus pacientes los mejores servicios odontológicos con la tecnología más puntera e innovadora unida a la utilización de unos materiales de primera calidad adquiridos en las mejores compañías de productos odontológicos. Un dentista perteneciente al círculo COE es un dentista de confianza, con clínicas repartidas por las principales ciudades del país, en las que podrás realizar los tratamientos bucales que necesites.
Respecto al tema que nos atañe, el de la succión en la edad infantil está considerado como una función normal en la vida del bebé, pues es a través de ella como se desarrolla su alimentación, ya sea materna o artificial, es decir mediante biberón, por lo que se considera normal durante los dos o tres primeros años de vida. Cuando sobrepasa esa edad o cuando la succión se practica durante un tiempo prolongado al día puede ocasionar problemas de maloclusión dental.
Los principales elementos de succión que pueden dar lugar a una maloclusión son:
- El pulgar. Este hábito, que aporta tranquilidad al bebé, se suele iniciar y desarrollar en el primer año de vida, pero puede tener provocar alteraciones en la mandíbula del niño si se continua la succión más allá de los cuatro años. Entre las alteraciones que provoca pueden estar la mordida abierta, mordida cruzada, deformaciones faciales, alteraciones de la deglución, etc. dependiendo también de la duración, frecuencia, posición en la boca e intensidad, así como de la dirección y naturaleza de la fuerza que el niño ejerza al introducirlo en la boca.
- El chupete. Cuando la succión se realiza correctamente estimula la musculatura facial y favorece el crecimiento armónico de la cara. Pero si el movimiento de succión es sustituido por el de “lamer” es cuando distorsiona la oclusión dental. Los chupetes con tetinas ortodónticas no permiten ese movimiento y se caen con facilidad por lo que muchos niños no quieren ese tipo de chupetes. Es importante la retirada del chupete antes de la erupción de los dientes incisivos temporales, pues de lo contrario provocaría una mordida abierta anterior. Otro tipo de maloclusión más grave y de más difícil solución es la mordida cruzada posterior por su uso más allá de los treinta y seis meses.
- El biberón. Los niños pueden beber en vasos a partir de los doce meses, si se les enseña de forma correcta, por lo que el uso de biberones y tetinas, en periodos de tiempo muy prolongados puede producir deformidades en las arcadas dentarias que necesitarían para su corrección el uso de un aparato de ortodoncia, lengua con un bajo tono muscular que no tiene ni la movilidad ni la fuerza necesaria para ayudar a masticar y deglutir el alimento, alteraciones en la articulación como bruxismo, rechinar de dientes, etc. por lo que es más que aconsejable la retirada a tiempo del biberón para prevenir este tipo de problemas que a la larga nos pueden costar mucho tiempo y dinero solventarlos.
Otros problemas que pueden surgir en la boca del niño
Hablamos anteriormente de malos hábitos o costumbres que si se alargan en el tiempo pueden ser perjudiciales pero la realidad es que además de estos problemas, existen otros como los derivados de la genética y es que es posible que una malformación en la dentadura de nuestro hijo o en la posición de su mandíbula se deba a los genes que en él se encuentran y es que investigando un poco, es muy probable que alguno de sus padres, abuelos o tíos, padezcan una malformación que el joven ha heredado.