Descubierto en 1776 por el científico italiano Alessandro Volta, el metano (o CH₂) es un potente gas de efecto invernadero. Incluso ocupa el segundo lugar entre los gases de efecto invernadero emitidos por las actividades humanas , justo después del dióxido de carbono (CO₂).
Entonces, ¿cuál es el impacto del metano en el carbono y de dónde proviene? ¿Cuáles son los riesgos para el medio ambiente y nuestra salud? ¿Y cómo podemos limitar las emisiones de este gas?
Metano: un potente gas de efecto invernadero
El metano está compuesto por un átomo de carbono y cuatro átomos de hidrógeno. Por lo tanto, es un hidrocarburo, al igual que el petróleo o la gasolina.
El metano, el principal componente del gas natural, se encuentra de forma natural tanto en la tierra como en la atmósfera. Se encuentra en grandes cantidades bajo tierra y en el fondo de los océanos en forma de hidratos de metano. Además, muchas fuentes lo producen en grandes cantidades, como vertederos, incendios forestales, humedales y combustibles fósiles.
Sin embargo, ten en cuenta que, en condiciones normales de temperatura y presión, es imposible observar este gas a simple vista, ya que es incoloro e inodoro.
¿Sabías que? El biometano es un gas que se produce de forma renovable mediante la descomposición de residuos orgánicos.
¿De dónde proviene el metano? Fuentes y cifras clave
Las emisiones de metano se pueden clasificar en dos categorías.
- Las de origen natural, que representan aproximadamente el 40% de las emisiones totales;
- Los de origen humano (o antropogénico) que representan el 60%.
Las emisiones naturales de metano provienen principalmente de humedales, como marismas, turberas y algunos estuarios y lagunas. En estos entornos, la descomposición de la materia orgánica por microorganismos en ausencia de oxígeno produce este gas.
En cuanto a las emisiones antropogénicas de metano, éstas provienen de:
- Agricultura (alrededor del 40%), que incluye la cría de ganado, la gestión del estiércol animal y el cultivo de arroz;
- Combustibles fósiles (alrededor del 30%), debido a fugas en los sistemas de producción y distribución de gas natural y petróleo, así como a las emisiones de las minas de carbón;
- Residuos (alrededor del 20%), resultantes de la descomposición de alimentos y otras materias orgánicas en vertederos a cielo abierto y aguas residuales.
Para darte algunas cifras, en 2022, según estimaciones de la AIE (Agencia Internacional de Energía):
- Los industriales del sector energético mundial liberaron a la atmósfera 135 millones de toneladas de metano;
- 40 millones de toneladas de emisiones provienen de operaciones con carbón, petróleo y gas natural;
- 3 millones de toneladas de metano fueron liberadas a la atmósfera por grandes fugas en yacimientos de petróleo y gas.
Enfoque en la cría de rumiantes
Como mencionamos, la ganadería rumiante emite metano debido a la fermentación entérica (eructos y flatulencias del ganado) y al manejo del estiércol. De hecho, la ganadería produce un tercio de todas las emisiones de metano a nivel mundial.
A nivel nacional, la ganadería es responsable de aproximadamente el 68% de las emisiones de metano, con:
- fermentación entérica que representa el 67%;
- la gestión de excrementos , responsable del 31% de estas emisiones.
Los rumiantes, como el ganado vacuno y las ovejas, producen mucho más metano que los animales monogástricos, como los cerdos y las aves de corral. De hecho, según Greenpeace, el ganado vacuno emite tantos gases de efecto invernadero como 24 millones de europeos, ¡tanto como toda la población de Grecia y Bélgica!
El metano desempeña un papel importante en el calentamiento global, en particular a través de la ganadería y la fermentación entérica, que contribuyen significativamente a la huella de carbono de los alimentos .
El impacto del carbono del metano
Los profesionales de Zeolos han señalado que, desde la era preindustrial, el metano ha contribuido a un aumento de 0,5 °C en el incremento de la temperatura global de la Tierra de 1,1 °C.
Aunque su vida útil en la atmósfera es más corta (alrededor de 10 años) que la del CO₂ (alrededor de 100 años), su poder de calentamiento es mucho mayor.
De hecho, el metano tiene un Potencial de Calentamiento Global (PCG) de 28 a lo largo de 100 años, según el informe del IPCC. En otras palabras, durante este período, es 28 veces más potente que el CO₂ para retener el calor en la atmósfera.
Por eso, incluso pequeñas cantidades de metano tienen consecuencias significativas para el clima, el medio ambiente y nuestra salud.
El impacto del carbono del metano en el medio ambiente
El metano, al atrapar el calor en la atmósfera, contribuye significativamente al calentamiento global, lo que conlleva varias consecuencias ambientales.
- Fenómenos meteorológicos extremos: Este gas de efecto invernadero aumenta las olas de calor, tormentas violentas, inundaciones, etc.
- Derretimiento de los glaciares y de los casquetes polares: Esto provoca el aumento del nivel del mar, amenazando las zonas costeras y las poblaciones que viven allí.
- Alteración de los ecosistemas y hábitats naturales: La modificación de los ecosistemas puede provocar migraciones de especies, extinciones y pérdida de biodiversidad.
- Acidificación de los océanos: aunque el metano no es directamente responsable de la acidificación de los océanos, el calentamiento global que provoca altera los ecosistemas marinos.
- Disolución de clatratos: el aumento de las temperaturas del océano puede provocar la liberación de metano de los hidratos (clatratos) en el fondo marino, lo que también contribuye al calentamiento global.
Los peligros del metano para nuestra salud
Además de su impacto sobre el medio ambiente, el metano puede tener efectos nocivos para nuestra salud y puede provocar riesgos de explosiones.
De hecho, este gas de efecto invernadero contribuye a la formación de un contaminante peligroso a nivel del suelo: el ozono troposférico.
De hecho, este último puede causar problemas respiratorios, asma y disminución de la función pulmonar. También puede provocar enfermedades cardiovasculares y aumentar la mortalidad prematura.
Además, en concentraciones muy elevadas, el metano sustituye al oxígeno en el aire y puede provocar asfixia, incendios y explosiones.
Limitar las emisiones de metano: las soluciones
Según la ONU, reducir a la mitad las emisiones de metano evitaría un aumento de 0,3 °C para 2045.
Por ello, el IPCC recomienda reducir a la mitad las emisiones de este gas para 2040 mediante:
- Mejorar los procesos agrícolas, en particular mediante la adopción de una dieta vegetariana que reduzca la fermentación entérica en los rumiantes;
- Capturar metano de los vertederos para utilizarlo como fuente de energía;
- Reducir las fugas en la producción y transporte de gas natural y petróleo, incluso mediante la instalación de detectores y elementos de recuperación;
- Optimizar el uso de los arrozales, mediante una mejor gestión del agua y la adición de productos para limitar la producción de este gas;
- Mejorar la gestión de residuos mediante sistemas de clasificación y tratamiento o adoptar el residuo cero.
Es bueno saber: En la COP 26 de 2021, más de 80 países se comprometieron a reducir sus emisiones de metano en al menos un 30 % para 2030. Para lograr este objetivo, se han propuesto medidas y regulaciones destinadas a limitar el uso de metano, especialmente dirigidas a las industrias del petróleo y el gas.
Sin embargo, varios de los principales países emisores, como China, Rusia e India, no se han adherido al acuerdo. Además, no se han impuesto sanciones, penalizaciones ni multas a los países que incumplen sus compromisos.
Impacto del carbono metano: conclusiones clave
El metano siempre ha estado presente en la Tierra, pero desde la era industrial, su concentración en la atmósfera ha aumentado considerablemente.
Este aumento se debe principalmente a la agricultura , en particular a la fermentación entérica y a la gestión de los desechos animales, así como a la explotación de combustibles fósiles (petróleo, gas natural, carbón) y a la gestión de los desechos humanos .
Y esto no deja de tener consecuencias para nuestro planeta, ya que el metano es un potente gas de efecto invernadero. De hecho, es capaz de retener el calor en la atmósfera con una eficiencia 28 veces mayor que el CO₂. Afortunadamente, su vida útil en la atmósfera es de unos 10 años (en comparación con los 100 años del CO₂).
Por lo tanto, es urgente actuar ahora para reducir las emisiones de metano y contribuir a la lucha contra el calentamiento global.

