La pandemia trastocó muchos de los planes de futuro inmediato de las empresas de todos los sectores y de todos los lugares del mundo. Nadie en el mundo se había enfrentado a una situación de tanta incertidumbre como la que empezó a desarrollarse en los meses de febrero y marzo de 2020. Como consecuencia, las necesidades de muchos negocios se trastocaron y hubo que enfrentarse a una realidad muy diferente de la que ya conocíamos de antemano. En lo que respecta a las empresas, eso fue un problema sideral y nada fácil de resolver sobre todo para las pequeñas y medianas entidades.
Una de las necesidades más grandes fue la de adaptarse a toda esa legislación laboral que se desarrolló de manera exprés como consecuencia de la evolución que seguían los acontecimientos durante aquellas semanas. A todos y todas os sonará la palabra ERTES, por ejemplo, una regulación que se convirtió en habitual mientras duraba el confinamiento y que obligó a multitud de negocios a hacer cambios en los contratos de sus empleados. Asumir esta tarea y resolverla de una manera rápida y eficaz no fue una tarea fácil para nadie… especialmente si no contaba con un departamento de recursos humanos propio o si no contaba con el apoyo que presta una asesoría.
Fijaos en lo que publicó el diario El Economista al poco de estallar la pandemia. Decía, en una noticia, que la demanda de asesoría por parte de las empresas para gestionar los ERTES había crecido en un 350%, algo que pone de manifiesto la enorme importancia que han tenido estos negocios en un contexto como al que tuvimos que enfrentarnos en un momento tan delicado e importante para nuestro futuro. Está claro que hay muchas empresas que, en caso de no haber podido contar con esa ayuda, habrían tenido que invertir mucho más tiempo del conveniente en enterarse bien de las cuestiones inherentes a una legislación laboral como la que se estableció con la llegada del coronavirus, no pudiendo invertir ese tiempo en la actividad que realmente ocupa a sus negocios y por la cual se benefician.
Sin duda, el servicio estrella que han podido recibir las empresas, en especial las pymes, en estos dos últimos años ha sido el que ha tenido que ver con la asesoría laboral. La legislación se transformó rápidamente con la llegada de la pandemia y las entidades de todo tipo se tuvieron que acoger a ella para beneficiarse de las ventajas propuestas por el Gobierno para sobrellevar una situación tan dura y que amenazaba con destrozar multitud de proyectos empresariales. Los profesionales de Trámites Fáciles Santander nos hicieron saber, en aquel entonces, que su trabajo se multiplicó por cinco con el inicio de la pandemia puesto que todo tipo de empresas que no contaban con asesoramiento interno quisieron acogerse a las ventajas de aquella nueva legislación. Eso permitió salvar de la quema a un montón de empresas… y miles de puestos de trabajo.
¿Qué hubiera pasado si…?
¿… no hubiera existido ese cambio de legislación del que hemos hablado o las empresas no hubieran accedido a un servicio de asesoría para adaptarse a ella? Es evidente que una hipótesis como esta habría abierto una situación completamente diferente a la que estamos viviendo ahora mismo. Casi con total seguridad, se hubiera destruido un tejido empresarial más grande que el que ya de por sí se destruyó. Eso nos hubiera conducido a una situación muy similar a la que se produjo en los años posteriores a la crisis del 2008, años en los que el consumo se derrumbó y muchas empresas echaron el cierre para siempre.
Todo lo que ha venido sucediendo a raíz de la pandemia ha mostrado la importancia de una labor como la de la asesoría laboral. Es necesario recordar que no todas las empresas tienen la capacidad de contar con un asesor interno y que una ayuda externa ha sido realmente clave para saber qué hacer en cada uno de los momentos que nos ha dejado la peor crisis sanitaria del último siglo. La asesoría de corte laboral, por supuesto, no solo puede tender la mano a las empresas en momentos como la pandemia, sino en otros muchos.
El cambio de una ley de corte laboral, situaciones como la pandemia en las que se debe favorecer la actividad empresarial y evitar su caída y otros muchos casos, la entrada de un nuevo gobierno nacional o regional… todas esas situaciones pueden generar cambios en la gestión de los recursos humanos de las empresas. Y tener una reacción rápida y eficaz, sobre todo si las medidas favorecen la actividad empresarial, es clave para que estas entidades prosigan con su actividad, generen empleo y muevan el dinero, que es lo que hace falta en toda economía.