Nos ha tocado vivir en una época de la evolución como sociedad en la que el mundo se está haciendo cada vez más complejo y técnicamente avanzado, por lo que cada vez resulta más complicado sacar adelante los negocios o los proyectos que tengamos sin la ayuda de terceras personas. Esto se debe a que, hasta hace no muchos años, la inmensa mayoría de comercios tenía claro cual era su nicho de mercado, sin embargo, en la actualidad, esta teoría se ha desvanecido por completo, en parte, por el auge de internet. Tan solo basta recordar lo que hacíamos hace diez o 20 años y es que por aquel entonces, la inmensa mayoría de nosotros acudíamos a nuestras tiendas de cercanía, a las que estaban en nuestro barrio y quedaban cerca de nuestra casa. En ellas comprábamos todo aquello que necesitábamos, así como si había algo que no tuviesen en ese momento, lo encargábamos y esperábamos el tiempo que fuese necesario hasta que les llegase el producto. Sin embargo, en los tiempos actuales esto ya tiene poco o nada que ver con lo que hacíamos hace no muchos años.
Como os decimos, hoy en día ya prácticamente no acudimos a las tiendas de proximidad, sino que optamos cada vez más por el comercio online y la prueba de ello la tenemos en que empresas como Amazon o Alibaba han crecido de forma exponencial de la noche para la mañana hasta convertirse en los gigantes del comercio online. Del mismo modo, lo que os comentábamos de los plazos y de la espera de los productos también lo hemos dejado atrás puesto que en los tiempos que corren estamos ya acostumbrados a que nos sirvan los productos en 24 horas en nuestros domicilios, así como en el caso de algunas urbes, incluso en tan solo dos horas. Esto supone que todas las empresas, no solo los comercios, han tenido que reinventarse por completo para hacer frente a las nuevas realidades del mercado y para ello, en la inmensa mayoría de los casos, han tenido que contratar a gurús del asesoramiento para que estos guíen a los empresarios hacia el éxito, una meta que cada vez se antoja más difícil dado que ya no solo competimos con las empresas de nuestro alrededor, sino que lo hacemos contra las compañías de cualquier parte del mundo.
Un claro ejemplo de estos asesores de los que os hablamos lo encontramos en Enagás, quien fichó de forma reciente a José Blanco y José Montilla para que formen parte de la empresa y es que los asesores pueden ser principalmente de dos tipos. Por un lado, nos podemos encontrar a los asesores que se contratan por su agenda, a los que toda empresa quiere tener cerca dado que les posibilitaría un nuevo abanico de contactos para seguir desarrollando su modelo de negocio, así como actuarían como embajadores de la firma y, por tanto, se buscaría mediante su incorporación hacer crecer a la compañía gracias a contratos con nuevos clientes que vengan de la mano de ese asesoramiento. Por la otra banda están los asesores de los que os hablábamos al comienzo y que son aquellos que se contratan por ser buenos gurús en sus campos de actuación. Una tarea que, sin duda ActionProject pone de manifiesto en cada uno de los proyectos empresariales que gestiona, dado que no siempre es fácil saber hacia donde va el futuro y hay que mirar con lupa cada uno de los frentes abiertos para saber cual es el mejor momento y, por supuesto, cual es la mejor dirección para dar el paso adelante que permita a toda compañía seguir progresando. Es por ello por lo que las asesorías son la mejor opción, dado que es gente externa a la empresa que no piensa con el corazón, sino que estudian la situación al detalle y ofrecen sus informes en los que se refleja cual es la mejor opción, siempre buscando la viabilidad, el crecimiento y fortaleciendo los cimientos de la compañía.
La clase política, los reyes del asesoramiento
Tan solo basta con mirar el ejemplo que os hemos puesto de Enagás para darse cuenta que en este caso eran dos exministros, pero más allá de esta empresa, la realidad es que la clase política siempre ha estado muy ligada al asesoramiento en las empresas en cuanto han dejado la primera línea política. Ya sea por sus agendas llenas de contactos o la experiencia de haber dirigido un país o una comunidad autónoma, las cuales son sus grandes cartas de representación, pero la realidad es que muchos políticos de nuestro país acaban ocupando cargos de asesoramiento en las empresas más punteras del estado.